jueves, 31 de marzo de 2016

Educar para el emprendimiento






Una persona emprendedora identifica una oportunidad y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha, así también aprende de sus éxitos, pero también de sus errores y sigue intentando hasta lograr que su idea o sueño se haga realidad.

En Guatemala, desde hace diez años se viene trabajando la idea de agregar al pensum educativo para los jóvenes el tema de emprendimiento que busca formar jóvenes más activos, innovadores, capaces de crear proyectos personales, descubriendo y aprovechando las oportunidades del entorno para llevarlos adelante.

A pesar de que algunas personas parecen haber nacido con las condiciones necesarias para llevar adelante sus ideas, existe consenso en que los emprendedores no nacen, sino que más bien se hacen, a partir de su experiencia.

Determinadas cualidades son comunes a las personas con espíritu emprendedor, como la perseverancia y la responsabilidad, en general, podríamos decir que se trata de personas con una gran capacidad de comunicar una idea, convenciendo e involucrando a más personas, que se suman, acompañan y colaboran en su realización.

Enseñar el emprendimiento no solo trae beneficios económicos a nivel de país por disponer de jóvenes aptos para generar sus propias ocupaciones, sino que también ayuda al desarrollo individual de los estudiantes, fomentando su autoestima y confianza. Los alumnos aprenden actitudes, habilidades y comportamientos que les permitirán entrar en un mundo del trabajo y progresar en sus carreras profesionales.

Al mismo tiempo los jóvenes que participan de cursos de emprendimiento adquieren más herramientas para interactuar con la comunidad, darse a entender y contribuir a la sustentabilidad social de esta.

Entre los rasgos centrales que caracterizan el perfil de un emprendedor joven son los siguientes:

a. Capacidad de innovación
b. Valor para enfrentar situaciones inciertas o capacidad para asumir riesgos moderados
c. Visión del futuro.
d. Motivación de logro (decisión de lograr determinados objetivos y deseo de superación y progreso)
e. Autonomía en la acción, iniciativa propia
f. Autoconfianza
g. Optimismo
h. Habilidad para formular planes de acción
i. Habilidad de persuasión.

Derivado de la crisis que se está viviendo a nivel mundial, ahora más que nunca es necesario fomentar el espíritu emprendedor. Para conseguirlo, es vital establecer un entorno adecuado donde la formación adopta un papel protagonista. Formación y financiación deben ir de la mano para conseguir ejecutar con éxito ideas innovadoras a través de proyectos empresariales.

Artículo escrito por Ariel De León
Director de Asesoría de EADE Consulting

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